Junio de 2017

Junio 2017

Por Juan Antonio Travieso

Esta es una nueva ocasión de resaltar los problemas ambientales. La díscola naturaleza a la que se refiere Fernando Sotelo nos involucra en una realidad dramática que aparece en nuestras pantallas de TV y que  marca un antes y un después en inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, Corrientes y Santa Fe. Prácticamente en todo el país las inundaciones constituyen la noticia y el temor de miles de personas que han perdido lo que tenían. Muy difícil recuperar la  calma después de lo sucedido. Cada nueva lluvia será motivo de temor y duda sobre los alcances de una nueva inundación. Mientras tanto nos preguntamos si se trata de una díscola naturaleza o de los humanos díscolos que insaciables de desarrollo no ven límites ni prevenciones a sus ambiciones. Los estados tienen una deuda con todos los habitantes, antes de que sea tarde y el problema ambiental se transforme en una catástrofe ambiental.

Recordemos que si se llegara a derretir la capa de hielo de Groenlandia, debemos prepararnos para unas temperaturas elevadísimas. Ya no serán las inundaciones sino las temperaturas  que harán la vida casi imposible.

La responsabilidad de proteger que es un instituto del derecho internacional público, se  verá en estas ocasiones como una responsabilidad de prevenir. Mientras tanto será tiempo de prepararnos para encarar una acción eficaz para la protección de las personas en los conflictos armados, en especial los niños que son los que más sufren y sólo integran las noticias cuando se hallan excluidos de la paz y la seguridad que integran las oraciones internacionales de  color onusiano.

Parece una casualidad que en esta entrega también se pone en tela de juicio y análisis un nuevo modelo dentro de una Europa Bipolar. Otra experiencia que pondrá en operaciones nuevos modelos económicos, sociales e incluso culturales. Una economía en desarrollo en un mundo en ocasión de desastres y calamidades. 

Pero esto no es todo.

Por un lado, la OEA no trató el tema de Venezuela que se desangra en una dictadura siniestra que afecta los más elementales derechos humanos. El Reino Unido no sale del estupor de las elecciones y del Brexit, mientras el terrorismo ejecutado por fanáticos solitarios se cobra víctimas. Se impone generar una nueva sociedad.

En efecto, hay que plantear una nueva sociedad  internacional en la que la solidaridad constituya el verbo de acción por medio de la paz.

Aquí la tarea del jurista es la de un adelantado, un piloto de tormentas que aporta para la conducción del planeta hacia una nueva y esplendida realidad. En esos casos, nuestro deber de juristas es conjugar el optimismo con realismo, la emoción con racionalidad promedio del derecho a cualquier costo.